Ser fieles a nuestros ideales y convicciones es un requisito fundamental para mantenernos en paz con nosotros mismos y para sostener nuestra felicidad. Vivir consecuentemente con esos ideales y convicciones implica asumir la responsabilidad frente a las decisiones que debemos tomar para mantenerlos. Y, aunque en muchas ocasiones no resulta fácil, debemos lanzarnos a la aventura que nos dé las alas para escapar de aquello que pueda ir en contra de nuestros preceptos.